Stamford Bridge sigue siendo objeto de debate. Si Roman Abramovich nunca hubiera logrado convencer sobre una reconstrucción del estadio, Todd Boehly y su gente podrían lograrlo. De hecho, la mítica arena del Blues es tan encantadora como estrecha para un club de tal nivel. Esto no le permite a Chelsea maximizar sus ganancias vendiendo un número mucho menor de lugares que sus contrapartes. En Londres, el Arsenal ya cambió de dimensión al separarse de Highbury por el Emirates, para un éxito más desigual de lo esperado. Otro club del norte, el Tottenham, también se despidió de White Hart Lane por un flamante estadio: el Tottenham Hotspur Stadium. Un verdadero éxito, este último simboliza la modernización del fútbol europeo.
Por su parte, el Chelsea tiene pocas posibilidades para su pequeño estadio de solo 40.000 asientos. Al suroeste de la capital inglesa, hacia Fulham, los Blues son estrechos, rodeados de viviendas en pequeños callejones y subterráneos.
A menos que finalmente sea posible una gran expansión del sitio. De hecho, The Guardian anuncia que Chelsea ha llegado a un acuerdo con Sir Oswald Stoll Mansions, un edificio que alberga a muchos ex soldados ubicado en un lugar crucial para la rehabilitación de Stamford Bridge, para comprar el terreno. Un gran paso adelante para Todd Boehly, que ahora tiene varias opciones: expandir el estadio, destruir la arena actual reconstruyéndola o mudarse (a Earl’s Court en particular).
En la actualidad, la hipótesis de una reconstrucción modernizada para obtener más plazas sigue siendo la más probable. Lo cierto es que el trabajo del Chelsea no ha hecho más que empezar, tanto dentro como fuera del terreno de juego.
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