Tímido en el primer tiempo, luego más inquieto, el Olympique de Marsella arrancó su temporada derrotando este sábado (2-1) al Reims con motivo de la 1ª jornada de la Ligue 1. Este éxito es bueno para la moral antes de recibir al Panathinaikos, vencedor en la partido de ida (0-1) el martes pasado con motivo de la vuelta de la 3ª ronda preliminar de la Champions League.
Pese a que ya había un estadio Vélodrome, la banda de Marcelino se desilusionó rápidamente cuando Mbemba y los marselleses quedaron atrapados en la primera oportunidad en Reims, concluida con una volea de Ito (0-1, 10º). Luego de varios minutos difíciles durante los cuales se movieron en los duelos, los olímpicos comenzaron a reaccionar.
En un tiro libre, Mbemba, fuera de juego, encontró el travesaño, luego Mughe contrarrestó involuntariamente el disparo de Kondogbia. El OM finalmente fue recompensado al igualar con un soberbio disparo desde fuera del área firmado por Ounahi (1-1, 23). El Velódromo se volcaba.
Posteriormente, el OM no necesariamente se tranquilizó, dejando la posesión a los visitantes en proporciones insospechadas, sin ser muy peligroso. Ito pensó incluso en colocar una nueva puñalada antes del descanso pero su gol fue lógicamente rechazado por el VAR, habiendo salido el balón del campo al inicio de la acción. Mismo destino momentos después para Vitinha, señalado en fuera de juego.
Tras este insuficiente primer acto en el que fueron maltratados, los foceanos finalmente mostraron más carácter a la vuelta del vestuario. Bajo el ímpetu de un Sarr que entró y se movió, los locales se tomaron el partido solos, aunque las ocasiones reales tardaron en llegar, como un tiro desviado de Vitinha y luego este balón desviado en la superficie por parte del agresor.
Mientras el ritmo bajaba y los hombres de Will Still seguían amenazando en el contraataque, Sarr finalmente encontró a Vitinha, quien brilló esta vez al final y puso al OM a la cabeza con una zambullida (2-1, 73º). Aunque Veretout y luego López tuvieron que trabajar duro, estábamos más cerca del 3-1 que del 2-2, pero Vitinha, con un cabezazo, luego Sarr, cuyo tiro se fue volando, no lograron doblar el partido.
Fallos sin consecuencias para un Marsella que encuentra la sonrisa antes de su ya decisivo partido.
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