Las dudas se permitieron hace un año cuando el Chelsea formalizó la llegada de Malo Gusto. Dada su falta de experiencia (menos de 50 partidos de Ligue 1), su aterradora competencia encarnada por Reece James y la falta de éxito mostrada por los jóvenes franceses en las últimas temporadas con los blues (Tiemoué Bakayoko, Malang Sarr…), no hubo garantía de que el ex Lyonnais rompería este complicado contexto.
Pero aunque llegó lesionado en su momento, el lateral derecho nunca se echó atrás en su elección, indicando que estaba comprometido a llevarse la rosa y las espinas.
“No soy estúpido, ni tampoco estoy loco. Sabía antes de venir que Reece James era uno de los mejores jugadores en su posición (…) Si elegí al Chelsea es porque tengo un plan. Sé lo que hago”, repitió en septiembre en una entrevista con L’Équipe.
Cuatro meses después, el plan en cuestión parece mantenerse. Porque desde hace varias semanas, Gusto lleva un traje bastante amplio y ha sabido rebuscar en los cajones adecuados en el momento adecuado.
Utilizado tanto por la izquierda como por la derecha, el joven de 20 años optimiza su tiempo de juego y aprovecha la lesión de Reece James, que estará de baja al menos dos meses más. Es sencillo, desde la derrota del Chelsea ante los Wolves (2-1) el 24 de diciembre, Mauricio Pochettino lo ha instalado como titular.
Una gran recompensa, obviamente con espíritu navideño.
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