Si la frase “viejo sabio” se quedó con alguien, podría haber sido con Sergio Ramos. El defensa del PSG de 36 años llevaba unas temporadas un poco menos sancionadas, porque jugaba menos, claro, pero no solo eso.
Desgraciadamente, fue atrapado el sábado, por su reputación o por un arbitraje intransigente, y recibió la tarjeta roja número 21 de su carrera.
Desde principios de la década de 2000, nadie lo ha hecho mejor, por así decirlo. Nadie ha hecho más, de hecho, y con bastante distancia: en el ranking de los jugadores más excluidos en las cinco principales Eurocopas, el exmadridista está muy claramente por delante de un compatriota, Alberto Lopo, que pasó por el Espanyol y La Coruña entre otros.
Ramos no es sólo un hombre de mucha sangre caliente o de palabras floridas. A lo largo de su carrera ha sido un jugador muy sancionado. Desde su debut en la temporada 2003-2004, ha recibido 222 tarjetas amarillas y 25 tarjetas rojas entre Campeonato y Copas de Europa, para un total de 668 partidos.
O un poco más de una tarjeta cada tres partidos de media.
¿Su peor temporada? 2007-2008, con 17 amarillas y tres rojas en 40 partidos. Y desde hace unas temporadas, de hecho, Ramos se había encauzado, su media de tarjetas amarillas había bajado notablemente, pero está experimentando un resurgimiento este año.
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