Según información del diario l’Équipe, las relaciones entre los jugadores, pero también con la directiva son muy tensas. En primer lugar, es el caso de Presnel Kimpembe el que plantea interrogantes. El defensa central no entiende que los distintos dirigentes hayan podido soltar las grandes esperanzas del centro de formación, todos enamorados de la camiseta.
Se sentiría así más cerca de Gharbi, Zaire-Emery o Bitshiabu. Además, su relación con su compañero en la defensa Marquinhos vivió un auténtico punto de inflexión cuando el francés decidió ir a saludar a la afición tras la derrota en Mónaco, cuando el brasileño le había dicho a su grupo que volvieran.
El actual capitán habría experimentado esto como una afrenta.
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