Gianluigi Donnarumma pesa sobre los parisinos… En la 2ª jornada de la fase liguera de la Liga de Campeones, el Paris Saint-Germain lógicamente fue derrotado por el Arsenal (0-2) este martes en el Emirates Stadium.
Desde los primeros minutos, los gunners se hicieron con el control del balón multiplicando los pases para intentar frustrar la presión parisina.
A pesar de una alerta por un disparo desviado de Saka, el PSG disputaba el partido con un balón confiscado durante muchos minutos. Pero tras un avance de Trossard, el belga realizó un magnífico centro para Havertz, que superó la salida de Donnarumma y abrió el marcador con un cabezazo (1-0, 20). Qué mala lectura del portero de Ile-de-France.
En reacción, París finalmente pudo desequilibrar la defensa contraria con un disparo lejano de Mendes que pegó en el palo de Raya. Más agudos, los de Luis Enrique también tuvieron la oportunidad de empatar por mediación de Hakimi, pero Raya estuvo impecable.
Luego, en un tiro libre estúpidamente concedido por Mendes, Donnarumma, perturbado por las carreras que tenía delante, falló de nuevo su intervención y concedió un gol de Saka (2-0, 35).
¡Una pesadilla para el italiano! Hasta el descanso, al PSG le costaba rebelarse…
Al regresar del vestuario, los parisinos seguían teniendo grandes dificultades en el partido y evitaron el desastre con una hermosa parada de Donnarumma tras una volea de Martinelli.
Decididamente en lo difícil, el PSG estuvo nuevamente a punto de ser penalizado con un cabezazo de Havertz captado en dos tiempos por el portero parisino…
Posteriormente, el vigente campeón de Francia se hizo con el balón, pero con un control largo y estéril.
Luego, en una esquina, ¡Paris tuvo mala suerte con un desvío de Neves al larguero! Tras un disparo lejano de Lee que fue rechazado por Raya, el partido perdió intensidad y el Arsenal aprovechó para crear una oportunidad con un disparo de Martinelli desviado por Donnarumma.
En la gestión al final del partido, los londinenses ya no temblaron y validaron un éxito generalmente lógico contra los decepcionantes parisinos.