Cada vez que suena el teléfono de Stéphane Masala, en su casa escuchan el himno italiano. El Fratelli d’Italia es el politono que acompaña cada llamada que recibe el técnico de Les Herbiers, que a lo largo de esta semana recibirá más felicitaciones que nunca tras convertirse en una de las personalidades del momento del fútbol francés. El entrenador de este modesto club de la tercera división, que representa a una comuna de 16.000 habitantes situada en los Países del Loira, disfrutará de las semifinales de la Coupe de France después de eliminar al Lens (de la Ligue 2) en la tanda de penaltis en una de las mayores sorpresas del torneo del KO galo. Les Herbiers es el sexto club del tercer peldaño del fútbol francés que se cuela entre los cuatro mejores de la Coupe, y el primero desde el Quévilly finalista de 2012, pero aún más llamativa es su hazaña si tenemos en cuenta que este equipo pelea por eludir el descenso a la cuarta división y que ha hecho historia con un entrenador que asumió las riendas de la plantilla de forma interina hace poco más de un mes. Ha tardado poco en convertirse en historia viva de Les Herbiers.
Les Herbiers estaba condenado al descenso. Este club de la costa oeste de Francia es uno de los conjuntos más modestos de National: ascendió por primera vez a la tercera división francesa en la temporada 2015-16 y parecía destinado a regresar a la cuarta categoría del fútbol galo. Al fin y al cabo, se pasó cuatro meses sin ganar ningún partido de liga. De vez en cuando rascaba algún empate, pero entre el 16 de septiembre de 2017 y el 16 de enero de 2018 no ganó ningún encuentro en el torneo de la regularidad. En cambio, sí fue avanzando rondas en la Coupe de France: a lo largo de los cuatro meses mencionados, Les Herbiers superó cinco turnos de Copa. La mala dinámica se llevó por delante a Frédéric Reculeau después de una derrota en casa ante el Chambly, un rival directo que comprometía la lucha por la permanencia. La Coupe de France es muy bonita, pero no debía ser el único objetivo de Les Herbiers. Su asistente, Stéphane Masala, se hizo cargo del primer equipo el 16 de enero y los resultados llegaron de inmediato: Les Herbiers ganó en el estadio del Lyon Duchère, un rival directo, tras remontar un partido complicado y todavía no han perdido ningún encuentro desde el cambio de entrenador.
Stéphane Masala asumió la responsabilidad en el banquillo de forma provisional y ahí sigue tras remplazar a su amigo Frédéric Reculeau. Ambos aterrizaron de la mano en Les Herbiers procedentes del Luçon, donde Reculeau es una leyenda absoluta: allí jugó durante catorce años (1991-2005) y luego se sentó en el banquillo de la entidad durante once temporadas. El salto de Reculeau al banco del Luçon en 2005 coincidió con la llegada de un futbolista procedente del Orléans, Stéphane Masala. Su relación de confianza llegó hasta unos puntos impensables, pues Masala se acabaría convirtiendo en entrenador adjunto a la par que capitán del Luçon hasta que colgó las botas con 38 años en 2014. En sus nueve años como futbolista le dio tiempo a ascender de Quinta a Tercera.
Así pues, futbolísticamente no exiten grandes diferencias entre Reculeau y Masala, más allá de su amor por el fútbol italiano derivado de sus origenes familiares, motivo por el que el Fratelli d’Italia suena cada vez que le llaman según comentó uno de sus jugadores en una entrevista. “Cada vez que la Juventus juega, todo el grupo recibe sus mensajes”, explicaba Anthony Schuster, jugador de Les Herbiers la temporada pasada. Una de las facetas que más se destacan de Stéphane Masala es el manejo de la psicología para sacar el máximo partido de sus futbolistas. Y es en este aspecto en el que ha incidido en mayor grado para recuperar la confianza de un equipo que solo rendía en la Coupe de France. Con Masala, Les Herbiers no ha abandonado la zona de descenso pero ha sumado nueve de los quince puntos en disputa en la tercera división francesa y ha superado otros tres turnos de la Coupe de France. No solo se ha plantado en las semifinales, sino que ha apeado a dos conjuntos históricos de la Ligue 2 como el Auxerre (0-3) y el Lens (0-0 en penaltis).
Después de resistir el empate a cero en el estadio del Nantes, su casa para el enfrentamiento contra el Lens, Matthieu Pichot cogió unos cascos, se sentó al lado del entrenador de porteros y se cubrió la cabeza con la chaqueta de Les Herbiers. El miembro del cuerpo técnico del conjunto de National sacó una tablet y, en la oscuridad, le mostró unas imágenes que solo él y Pichot pudieron ver mientras el realizador de la televisión francesa intentaba descubrir qué estaban tramando. Un minuto y medio después, el entrenador de porteros dejó la tablet en el suelo, Pichot se quitó los cascos y se dispuso a parar los lanzamientos del Lens. Pichot detuvo dos penaltis y se convirtió en el héroe de Les Herbiers junto al capitán Sebastien Flochon, que transformó el tiro definitivo.
¿Qué vio Matthieu Pichot para inspirarse antes de la tanda de penaltis? Lo desvelaría un rato después en Eurosport. El entrenador de porteros le preparó un vídeo con varios penaltis parados por Gianluigi Buffon con una música que le aislara y le motivara antes de afrontar los lanzamientos del Lens. No debe de ser casualidad que el segundo penalti lo detuviera lanzándose abajo a su izquierda. Solo falta que decida que el himno de Italia le acompañe cada vez que le llamen al teléfono. Al menos durante una pequeña temporada para homenajear a Stéphane Masala. Conociéndole, lo de Buffon lleva su sello.
Fuente: marcadorint.com