Significativamente aligerado en las últimas dos temporadas, en particular debido a las consecuencias del contexto de salud, el juego limpio financiero de la UEFA está de vuelta.
A partir de este verano comienza un nuevo ciclo de tres años de estudios y auditorías de cuentas para todos los clubes que no deben superar los 60 millones de euros de pérdidas en el periodo.
El reglamento también establece que el gasto en salarios, transferencias y comisiones de los agentes no debe exceder el 70% de los ingresos del club. Una restricción que explica en particular el contenido de la ventana de transferencia de verano parisina.
Con sus tres nuevos fichajes (Hugo Ekitike, Vitinha y Nordi Mukiele), el PSG avanza a cámara lenta en otros temas y con mucha razón.
Con un presupuesto de contratación de unos 80 millones de euros, el PSG, que también debe pagar los sueldos de Mbappé, Messi y Neymar, ya ha gastado buena parte de él, tal y como indica L’Equipe en su edición del día.
Desde la opción de compra de Nuno Mendes de casi 35 millones de euros ejercida con el Sporting de Portugal, hasta la primera cuota de 41 millones de euros pagada al FC Porto por Vitinha, incluida la tasa de transferencia de Nordi Mukiele, repartida en cuatro años, los líderes parisinos deben limitarse.
Una realidad que explica, en particular, la dificultad de Luis Campos para ultimar otros expedientes como Milan Skriniar o Renato Sanches.
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