El equipo de Zidane, liderado por su pareja atacante, se estrena con un 1-1 ante el United, sólo enturbiado por su pésimo acierto en la tanda de penaltis
Casemiro, tras un penalti cometido sobre Theo, anotó el 1-1 en el minuto 69
A más de 30 grados bajo el sol de California. A las dos de la tarde, hora local en Santa Clara. Con parones, de dos minutos de duración, permitidos por el árbitro para que los futbolistas pudieran hidratarse. Bajo esas peculiares condiciones, exactamente 50 días después de la conquista de la Duodécima, el Real Madrid inició de forma oficial su pretemporada. Zidane repitió ocho titulares con respecto a aquel inolvidable sábado de Cardiff. Faltaron Ramos, Casemiro y Cristiano. Únicamente el brasileño compareció tras el descanso. Así que habrá que aguardar más para disfrutar con los dos capitanes.
El reencuentro, cuatro años después, con José Mourinho, se desarrolló en un ambiente extremadamente cordial. Guiños y sonrisas desde el calentamiento, cálidos apretones de manos, chistes con los viejos conocidos. Y si queda algún amigo, pues también. Nada que ver, desde luego, con aquel agosto de 2013, también en la Champions Cup, cuando al técnico se le calentaba la boca con las comparaciones entre Cristiano Ronaldo y Ronaldo Nazario.
Al Madrid se le notaron los rigores de la pretemporada en un primer tiempo disputado, aunque sin apenas fútbol en las áreas. En el minuto 7, un disparo de Martial obligó a Navas a cruzar una mano plena de reflejos. Nacho, de central zurdo, sufría las acometidas de Rashford. Y, ante un United que disputaba su cuarto amistoso en 10 días, se sucedían las consabidas escenas del verano. Un tropezón de Isco, el malentendido entre Modric y Lucas, la fatiga prematura de Kroos, los sudores chorreando sobre una camiseta excesivamente apretada de Carvajal…
11 cambios tras el descanso
De lo más positivo, casi en solitario, se encargaban Bale y Benzema. Muy llamativo en ambos su buen tono físico y su temprana ambición. Suyos fueron los mejores detalles, las carreras más veloces. Sin embargo, Zidane, sentado en una silla de tijera y tocado con una gorra, sólo vio de cerca el gol con una maravilla de Modric desde la derecha, que sacó Jones casi bajo palos. Dieron tres minutos de añadido y en el primero Lingard aprovechó las sobras de una cabalgada de Martial. Poco antes, el sueco ya había asustado con un tirazo que pasó silbando junto al palo izquierdo de Keylor. El United tenía más fuerza y dominaba.
Tras el descanso, Zidane cambió su formación por completo. Un puñado de juveniles, criados a las órdenes de Guti, a los que buscó un hueco su pizarra. Tejero y Manu Hernando como centrales. Achraf en el lateral derecho. Óscar Rodríguez de interior y un tridente arriba con Franchu, Quezada y Dani Gómez. En la primera acometida con peligro por la izquierda de Theo Hernández, Lindelöf se llevó por delante al ex del Alavés. Desde los 11 metros, con el brazalete de capitán, Casemiro transformó como los antiguos, con toda la dureza de su empeine. Después, De Gea respondió de urgencia a un escorado libre directo de Quezada.
De Gea, decisivo en la tanda
Los chavales se bregaron ante los primeros espadas del United, incluidos ya Pogba y Lukaku. Lástima lo de Ander Herrera, víctima de un golpe en el costado izquierdo, con sólo cinco minutos sobre la hierba. El 1-1 dio paso a una alocada tanda de penaltis, donde sólo transformó Quezada. Martial disparó a las nubes, Casilla sacó los intentos de McTominay y Lindelöf. De Gea hizo lo propio con los de Óscar y Kovacic, Theo cruzó en exceso hacia la izquierda y el larguero escupió el último turno de Casemiro.
Más allá de esta pequeña amargura, la International Champions Cup no da tregua al actual soberano de Europa. La próxima parada, el miércoles, ante el City, en Los Ángeles. El sábado, en Miami, aguarda nada menos que el Barça.
Fuente: elmundo.es