Marsella cae en la ida ante el Feyenoord por las semifinales de la Conference League

Tras un partido excepcional, el Feyenoord Rotterdam venció este jueves al Olympique de Marseille (3-2) en la ida de las semifinales de la Conference Europa League. El club marsellés tendrá que hacer todo lo posible en una semana en el Vélodrome para abrirse camino hacia la final.

En una atmósfera de locura en Róterdam, los marselleses se encontraron rápidamente bajo presión. Sin embargo, consiguieron dos grandes ocasiones de Dieng, que perdió el rumbo a la hora de engañar a Marciano.

Muy ofensivo, el equipo holandés hizo sufrir a los visitantes y acabó encontrando la falta por medio de Dessers, que aprovechó un gran trabajo de Sinisterra para vencer a Mandanda a ras de suelo (1-0, 18º).

Arrastrados por el huracán holandés, los focenses se resquebrajaron una vez más en un contraataque concluido por Sinisterra con la ayuda de una desafortunada desviación de Rongier (2-0, 20º).

Bajo la mirada de la enloquecida afición local, el OM encontró la luz poco antes de la media hora de juego. Tras sus dos grandes fallos, Dieng aprovechó un buen envío de Bakambu para enviar un terrible disparo a 20 metros del alcance de Marciano (2- 1, 28). Pese a este duro golpe, el Feyenoord siguió embistiendo sin calcular y falló por poco el tercer gol en un tiro flotante de Kökçü. Antes de ser sorprendido.

Al acecho de un potente centro de Guendouzi, Gerson no tardó en enviar un cañonazo a quemarropa para igualar (2-2, 40º).

Unos segundos después de regresar del vestuario, el OM volvió a romperse. Caleta-Car falló su pase hacia atras a Mandanda y dejó tiempo de sobra a Dessers para marcar (3-2, 46º).

Tremenda falla del central, que lo resarció minutos después interviniendo un centro raso dirigido por el doble goleador. Antes de pasar al borde del desastre en una nueva recuperación en el eje completamente fallida. En el fondo del hoyo, el vicecampeón del mundo lógicamente fue sustituido por Harit para no hundirse definitivamente.

Un cambio táctico que lógicamente hizo retroceder al club holandés, menos apremiante y más calculador. En cambio, los locales pudieron ampliar la distancia, pero Dessers encontró esta vez los guantes de Mandanda. Al final partido, el Marsella apretó con fuerza, pero Saliba falló un cabezazo mientras Dieng tropezaba con Marciano, autor de una soberbia parada en un magnífico disparo de Payet.

Ocasiones desperdiciadas que impidieron que el club francés se fuera con otra cosa que no fuera una derrota. Un revés para poner en perspectiva al OM, que tiene medios de sobra para hacer mucho daño al Feyenoord en una semana en el Vélodrome.

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