¡Los marselleses obtuvieron una preciosa victoria! Sin lograr una gran actuación, el Olympique de Marsella se impuso este jueves al AEK Atenas (2-0) en el estadio Agia Sofia con motivo de la 4ª jornada de la fase de grupos de la Europa League.
En un gran ambiente, el inicio del partido se complicó debido a la niebla provocada por las bombas de humo. A pesar de la intensa presión de los griegos, los focenses tuvieron un comienzo serio al tomar rápidamente el control del balón. Luego, en una magnífica secuencia colectiva, Vitinha, solo ante el punto de penalti, desperdició un caviar de Ndiaye antes de un disparo de Kondogbia hacia la grada.
Finalmente, el OM logró abrir el marcador con un córner de Clauss a la cabeza de Mbemba tras una salida fallida de Athanasiadis (0-1, 25). Los marselleses celebraron este gol con la camiseta de Rongier, lesionados en la rodilla y ausentes hasta finales de 2023. Picado, el AEK intentó reaccionar, pero esta vez Mbemba siguió siendo el más peligroso con un cabezazo, que fue rechazado por el portero contrario. Hasta el descanso, el OM manejó los duelos ante un equipo griego poco inspirado.
Al regresar del vestuario, Atenas regresó con mejores intenciones y López tuvo que hacer todo lo posible dos veces con un cabezazo a quemarropa de García y luego un potente disparo de Gacinovic. Ahora sufriendo, el Marsella perdió completamente el control del cuero al sufrir durante muchos minutos las olas griegas. Y, sin embargo, Vitinha estuvo cerca de romper con una volea tras un centro de Lodi, ¡pero Athanasiadis tenía mano firme!
Posteriormente, el partido perdió vida con especial intensidad en los duelos y numerosos errores para romper el ritmo. ¡Decididamente desafortunado, Vitinha, bien servido por Sarr, no pudo poner fin al juego con un golpe al poste! Con la presión del público, el OM se llevó el último susto con un cabezazo de Zuber rechazado por López… Y finalmente, en un balón recuperado muy alto ante Mantalos, Veretout, tras un relevo de Vitinha, miró fijamente al portero ante para desplazar a Sarr, que selló el éxito olímpico empujando el balón hacia la jaula vacía (0-2, 90+3).
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