Cedido por el Bayern de Múnich, Michaël Cuisance ha realizado por el momento, actuaciones muy irregulares con el Olympique de Marseille. Un retorno insuficiente al futbol francés que podría animar a los dirigentes del OM devolver al jugador a Baviera
«Es un jugador al que espero que podamos concretar la opción de compra», fueron las primeras palabras del lusitano en el mes de noviembre.
André Villas-Boas había enviado un mensaje bastante claro a sus directivos tras quedar satisfecho por las primeras actuaciones de Michaël Cuisance.
El técnico del Olympique de Marsella animó a sus superiores a pagar el monto que pesa sobre Cuisance que ronda entre los 10 a 18 millones de euros exigidos por el Bayern de Múnich, todo con la intención de alargar la aventura del medio francés más allá de la temporada actual que disputa en forma de cesión.
Pero no todo ha sido color de rosa desde entonces. De hecho, el alsaciano no ha confirmado las expectativas puestas en él.
Si tiene como atenuantes haber aterrizado en las últimas horas de la ventana de fichajes de verano, no haber participado en la preparación del club sureño y haberse beneficiado de un descanso limitado tras la coronación de la formación alemana en la Liga de Campeones, el ex jugador del Borussia Mönchengladbach no muestra un nivel de juego suficiente para aportar un valor añadido.
A menudo posicionado detrás de los atacantes, y no como un creador cerebral, su papel favorito, Cuisance lucha por brillar y ganar la confianza que tenía con Hans-Dieter Flick.
Con solo un pase decisivo ante el Nantes (3-1) el 28 de noviembre en la Ligue 1, no lo hace mejor que sus compañeros ya bien colocados en el Marsella. Comparado con un Morgan Sanson, que a menudo ha sido criticado, la diferencia de nivel ni siquiera llama la atención, ni mucho menos.
Basta mirar las notas dadas por la redacción de “Maxifoot” sobre sus 9 actuaciones desde su llegada, para darse cuenta de que sus dificultades son inevitables:
6/10 contra Bordeaux, 6/10 contra Lorient, 4/10 contra Manchester City, 3/10 en Estrasburgo, 7.5 / 10 contra Nantes, 4/10 frente al Olympiakos, 5/10 en Nîmes, 4/10 contra Mónaco y 3.5 / 10 en Angers.
En sus últimas cuatro salidas, siempre ha heredado la peor puntuación del equipo, o casi, ya que solo Yuto Nagatomo (3/10) fue considerado peor ante el SCO.
Cuisance tendrá que ponerse seriamente cálido durante la segunda mitad de la temporada. Aterrizado con la etiqueta de “jugador talentoso” y recién coronado con un título de Campeón de Europa durante un curso donde ciertamente había jugado poco, el francés ya no tiene tiempo para dudar en Marsella.
El OM atraviesa una nueva etapa de temblores y quedarse en el Canebière significa tener que mutar en un nuevo jugador, de lo contraría el Marsella no escatimará en devolverlo a Alemania.