Muy decepcionante, el Olympique de Marsella encajó un empate en casa contra el Angers (1-1) este viernes en la inauguración de la séptima jornada de la Ligue 1.
Ambos equipos no ofrecieron mucho para hincar el diente durante el primer tiempo. Los marselleses tenían la posesión del balón pero luchaban por crear movimientos para ser realmente peligrosos ante la portería de Fofana. Sólo Greenwood preocupó al portero angevino con un disparo a puerta en el minuto 10.
Por su parte, bien situado, el SCO llegó con una idea clara: esperar abajo y jugar tiros en contraataque. Una táctica que valió la pena en defensa pero no ofreció nada en ofensiva.
El Vélodrome se quedó dormido poco a poco cuando Raolisoa fue lógicamente expulsado en el minuto 26 por una entrada en la rodilla de García.
Entonces pensábamos que el OM, con superioridad numérica, podría ganar este encuentro. Pero cuatro minutos más tarde, el delantero del Marsella Maupay fue expulsado por el árbitro por una segunda tarjeta amarilla tras una falta tardía sobre Aholou… tres minutos después de la primera en un choque con Fofana.
Lo suficiente para reducir el entusiasmo en el estadio, que temblaba ante un bonito disparo de Abdelli desviado con la punta de los guantes por Rulli. La mejor oportunidad del primer acto.
Afortunadamente, el partido se volvió animado en la segunda parte. Primero con el primer gol de Rowe, que acababa de entrar en juego, para dar ventaja al Marsella (1-0, 51)
. Pero los olímpicos volvieron a decepcionar esta tarde a su afición al conceder inmediatamente un tiro libre de El-Melali (1-1, 54º).
El OM no supo aprovechar las situaciones favorables cada vez en este encuentro.
Pasada la hora, Murillo pensó que podría entregar el Vélodrome encontrando la red de Fofana. Pero el panameño cometió un error con la mano al anotar en un centro de García. A pesar de los cambios muy ofensivos de Roberto De Zerbi al final del partido, el Marsella no pudo vencer a un rival que sólo había sumado dos puntos desde el inicio de la temporada.
Suficiente para provocar lógicamente la reacción del Vélodrome al pitido final.