En inferioridad numérica durante más de media hora, el Paris Saint-Germain fue pillado en el hilo por el Reims (1-1) este domingo al término de la jornada 20 de la Ligue 1. Una actuación sagrada del club de la Champagne, que continúa su improbable racha de 14 partidos sin conocer la derrota en todas las competiciones.
Will Still había jurado acudir al Parque de los Príncipes para no arrepentirse de nada. Cumplió su palabra con un inicio de partido muy interesante por parte de sus hombres, que nunca entraron en pánico con el balón y siempre llevaron adelante.
Hicieron falta varias intervenciones de Donnarumma ante Balogun, Flips, Ito e incluso Bernat para no recibir el primer gol.
Envidia, pasión, juego, los Rémois ofrecieron un fútbol perfectamente coherente ante unos adversarios tan desorganizados como casuales.
Tras la tormenta, los parisinos se negaron a salir de sus casas. Las acciones en el último tercio del campo se podían contar con los dedos de una mano ya que los visitantes no tuvieron problemas para manejar el ritmo del partido.
Entre el enorme trabajo de Matusiwa y Munetsi, los cambios de banda de Ito y Flips, la capacidad de Cadjus para dirigir el juego, el club de la Champagne jugó como en su jardín. Solo faltaba un gol para materializar este dominio técnico a pesar de un tiempo levemente flojo antes del descanso.
Excepto que no debes perder tu oportunidad contra París. Y la vuelta del vestuario fue fatal para el Reims. En una acción iniciada por Messi, Neymar aprovechó un desvío involuntario para abrir el marcador con un pequeño balón picado (1-0, 51º). Sin embargo, el PSG fue incorregible. Al entrar al inicio del segundo tiempo, Verratti recibió una tarjeta roja directa por una mala suela en el tobillo de Ito. No lo suficiente para inquietar al Paris, cerca del descanso dos veces con un gol de Mbappé y luego una doble oportunidad de Ramos.
A pesar de su superioridad numérica, Reims no creía en su oportunidad de volver al juego. Una bajada de velocidad por los muchos esfuerzos realizados que permitieron a los parisinos estar bastante tranquilos y pasar cerca de doblar la apuesta gracias a Messi. Pero en el tiempo adicional, sucedió lo impensable.
En la última acción del partido, al final del final, Balogun se trompeó solo a portería para rajar la defensa parisina (1-1, 90º+6).
Merecido empate para los champenois que nunca se han rendido. ¡Sagrada Voluntad Todavía!
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