Tres puntos de oro para el Eibar en Ipurua ante un Valencia que se queda octavo, cerca de Europa League pero lejos de la Champions. Los de Mendilibar no ganaban desde antes del parón y con esta victoria respiran lejos del descenso.
Un solitario gol de Kondogbia en propia puerta dejaba los tres puntos para el equipo armero. Los de Celades terminaron con diez por expulsión de Mangala cuando ya se rozaba el 90.
El fútbol es un deporte de equipo, y el Eibar se lo hizo saber al Valencia. Equipo es solidaridad, apoyo y ayuda entre compañeros. Parecía por momentos que el Eibar jugaba con 12 o 13 futbolistas. Anuló por completo a su rival.
No fue un partido brillante, pero sí fue intenso. No dio el Eibar un respiro al Valencia. Los de Celades se vieron sobrepasados por la presión que le impuso a su juego el rival, y fueron incapaces de trenzar más que un puñado de jugadas de ataque.
Obligaba el Eibar a rifar el balón con demasiada facilidad al Valencia. Presión, robo o pelotazo, balón para el Eibar. Así, durante gran parte de los 90 minutos de juego.
No estaba cómodo el Valencia, pero al menos no sufría. Tenía paciencia el cuadro ‘che’. «Ya se les acabará la gasolina», parecían pensar. Pero no son jugadores los hombres de Mendilibar, son perros de presa.
El desconcierto era total en el conjunto valenciano. No sabía qué hacer para quitarse de encima la presión del rival. Cada vez que un jugador suyo contactaba con el balón y levantaba la cabeza, veía al menos a dos de azulgrana tapando todos los huecos.
Y, para colmo, en una jugada aislada, se encontró por detrás en el marcador. Insistía el Eibar con centros laterales, ¿cómo iba a desaprovechar un córner? La suerte se alió con los ‘armeros’, porque nadie tocó el balón y le cayó al pie de un Kondogbia que corría mirando cómo cubrir a su par.
Fuente: besoccer.com – 20minutos.es